24 de febrero de 2015

Tanto como nuestro SIEMPRE.

Cuando sonó el teléfono tan sólo recordé ese momento.

Te recordé sentada en aquellas mesas verdes, con libros por delante esperando una nueva clase. Inundada de aburrimiento y cansancio, sin saber qué pintar en el folio en blanco, qué pensar ni qué idea inventar.
Me recordé apoyada en tu mesa mirando un punto fijo. Tan cansada como tú. Buscando algo de lo que hablar.
Recordé que encontré lo que buscaba. La conversación fluyó y entre líneas me confesaste uno de tus sueños.
Recordé tu cara. Tal era tu ilusión que hasta yo la sentí.

Mis sueños siempre han sido y son improbables y casi imposibles de cumplir. Ver que el tuyo era tan sencillo me hizo no dudar en prometértelo. No dudé en jurar acompañarte en cumplir el tuyo. Al menos así podía notar de cerca qué se siente. Además... pagaría por ver de nuevo tu cara. No sería capaz de averiguar exactamente cual elegirías más que viéndola. La de ese instante era ya increíble.

Sé que cuando sonó el teléfono y escuchaste mi respuesta tu también recordaste este momento. Sé que me elegiste a mi porque estabas segura del si.

Sin ni siquiera saberme una canción y aunque nunca fue mi favorito siempre fue especial. Y tu conseguiste multiplicarlo por dos.
Ahora puedo ponerle cara a tu ilusión y medida a tus nervios. Y te aseguro que nunca lo olvidaré.

Gracias por elegirme a mi. Por hacerlo especial. Por ser siempre tan tú. Y por recordar y mantener lo nuestro tanto como yo.

Seguiré prometiendo por lo que nos haga feliz. Y seguiré cumpliéndolo.

Tanto como nuestro SIEMPRE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario