19 de marzo de 2016

Felicidades, valiente.

Una herida tuya es mas dolor en mi que en ti. Aquel médico me lo confirmó con cada palabra que explicaba como había salido todo. Me temblaban las piernas.

Te vi salir y pronunciaste mi nombre al verme. Lo sentí con tanto cariño que nunca había sonado tan bonito.

Gracias Papi.

Por ser mi juguete de pequeña, mi coherencia de adolescente y mi seguridad de joven.
Por todas la noches de cosquillas y canciones antes de dormir.
Por aguantar mis ansias de jugar en los sitios más inusuales. Y jugar siempre que lo pedía.
Por los cuentos mal contados.
Por tus millones de abrazos y besos necesarios.
Por no tener nunca  un "No" sin "por qués" para mi . Por darle razón a todas mis dudas y motivos a mis soluciones.
Porque siento tu fuerza en cada paso que doy.
Por plantarle cara a lo feo de la vida. Por seguir dándome lecciones. Y por seguir con la cabeza levantada y la misma fuerza que cuando empezó.
Por facilitarme tanto la vida. Por compartir la tuya conmigo. Y por hacerme feliz, incluso en la distancia.

Gracias por ser valiente.

Felicidades Papá.
Este es, sin duda, tu día.
Te quiero.